jueves, 17 de mayo de 2012


Me siento tan lleno que tengo miedo de estallar... Necesitaría dejar algún lastre sobre la vereda...
 Es ese momento excepcional cuando va caminando por la calle hoy, un feriado, y la vía de compras esta para circunstancias urbanas y de avenida prácticamente vacía.
 Es de mañana y uno disfruta del sol, que aún es poco, del astro cuyos rayos iluminan sólo su vereda. Siente que se le hace la piel de gallina al rozar los rayos sus brazos. Irradia paz el poco ruido y los transeúntes recorriendo la calle relajados.
 Los monederos, que en esta zona de la ciudad reciben una asignación de gran monto, están hoyferiado cerrados, y nadie cruza, hoy, la puerta, a probarse prendas, y los barrotes delante de la vidriera.
 Encontré en las baldosas delante de mí varias cargas que los caminantes dejaron caer, y eso me hizo darme vuelta, para descubrir que también yo había perdido varios lastres. En las baldosas y al sol.
 El cielo, como un amplio lienzo de tela celeste, que se extiende sobre su cabeza, y el aroma a pan fresco y crujiente, que viene de la panadería. Y no son muchas las nubes, que como algodón de azúcar recorren la extensa sábana, que aquí bien se puede divisar, porque la avenida es amplia y ancha, y un bulevar recorre la avenida por la mitad de la distancia que uno recorre al cruzarla, como todos los bulevares.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario