jueves, 28 de abril de 2011

Nuestro barrio, mi barrio

El paso del tren destruye cada pocos minutos el silencio que los pájaros renunciaron a arruinar, ya que el frío del otoño hace que las hojas de los árboles se tiñan de colores y los maravillosos olores de las flores se esfumen con el calor.

Desde la mañana, las escuelas comienzan entreteniendo a sus estudiantes, aburriendo a otros. La mente de algunos atraviesa los muros de la clase y se traslada a un mundo en el que todo sería como uno quisiese. No estaría sentado sobre una silla de madera, apoyando los brazos sobre la mesa, soñando despierto, intentando no quedarse dormido. Luego de atravesar varias horas de esta manera, llega la hora de marcharse.

Entre las cuatro y las cinco de la tarde, luego de que los colegios terminen sus clases, las cafeterías se encuentran llenas de clientes, las paradas de colectivos son largas colas de personas esperando un transporte vacío, las calles se inundan de vehículos que no avanzan más que unos pocos metros por semáforo, las puertas de las escuelas bloqueadas por alumnos y profesores que intentan salir mientras todos se saludan.

Luego de un par de horas las calles desiertas, llenas de basura. Papeles de estudio, envoltorios de comida, boletos de colectivos y trenes quedan atropellados en el piso. La luz se ha ido, pero los restos del día quedan sobre las calles.

El viento de la noche, agita la bandera del centro de la plaza. Honramos a su creador, nombrando así a nuestro barrio.

viernes, 15 de abril de 2011

MI BARRIO: MI LUGAR

VOZ POÉTICA

Los edificios son una simple compañía. La luna es la única fiel compañera. Cada persona es un mundo que se dirige hacía distintas realidades y cualquiera puede ser sospechoso ante la inseguridad que nos rodea. Mi paso ligero recorre aquellas calles que de día son acogedoras y bellas.

Se escuchan los ruidos de los transportes públicos, las risas provenientes de los edificios que son comunes hoy por hoy en una reunión entre amigos. La altura de los edificios hace que parezca que cada uno de estos se peleara por estar más alto que la estructura vecina.

Los negocios, que cuando el Sol los ilumina, parecen cuidados, a la luz de la luna son el signo más parecido a lo que me refería anteriormente: la inseguridad y la soledad. En el interior de los negocios se puede ver un manto negro que cubre a la mercadería. El aspecto sombrío lo completan las rejas con todos los candados posibles.

Las veredas son lo más parecidos a los basurales, a pesar que de día se conviertan en las calles soñadas que se ven en las postales de todo el mundo. La noche hace que lo lindo se vea feo y lo feo se vea aún más feo. La alegría del día hace que lo no tan lindo se vea sin importancia y lo bello altere la alegría.

VOZ NARRATIVA

Los edificios no participan y la luna es la que sigue a las personas constantemente. La inseguridad hace que en los rostros de las personas se vea temor. Los transeúntes se dirigen hacia sus hogares, donde cada uno vive su propia vida y cada uno puede brindar temor, ya que la inseguridad es muy grande. Camino por las veredas que de día no se ven oscuras, sino lindas y alegres.

Las risas provenientes de los edificios y los ruidos de los motores de los vehículos son moneda corriente en estas noches vacías. Cada edificio es más alto que el de al lado y cada arquitecto busca que su edificación sea la que más resalte.

Los negocios están cerrados, debido a la inseguridad. Las cadenas y candados hacen que todo se vea aún más sombrío. Esto ayuda que las calles se vean muy sucias, aunque de día se vean distintas, tanto las feas como las lindas calles del barrio.

jueves, 14 de abril de 2011

La frontera

Vivo en la frontera entre Belgrano y Núñez. Este nexo barrial se caracteriza por compartir la cancha de river y tener a ésta como separador al mismo tiempo.
Ambos barrios, según un estudio del gobierno porteño, tienen mayoría de mujeres. Belgrano tiene unas plazas muy interesantes y unos restaurantes no muy conspicuos. En cuanto a Núñez, es bastante similar. No hay restaurantes interesantes o lugares distinguidos. Lo único que le da algo notorio al barrio es la cancha de river. Barbarie absoluta. Belgrano y Núñez, 2 barrios negros y unidos por la desesperanza arquitectónica y la marginación. Sopla el viento de lo feo y antiestético. Predomina el monopolio de la antítesis de la belleza. Suelo mojado, perros que ladran y el sol apagado, en el rincón fetiche de la amargura. En el barrio coexisten la hegemonía femenina y la entropía varonil. Poca esperanza le queda a este barrio adefesio y axiológicamente muerto.

Oliver Cromwell

Mi barrio a dos voces

Nací en un barrio porteño. Entre el teatro 25 de Mayo, los famosos supermercados “Chinos”, la transitada avenida Triunvirato, la policía metropolitana y gente de todas las edades, existe el barrio de Villa Urquiza. Un barrio como todos, con partes buenas, los locales, los bancos, los restaurantes, los jóvenes que salen del colegio. Pero como en todos lados, con una parte mala, los ladrones, los cartoneros que al pasar miran con una mirada despectiva, y ya públicas, sus famosas obras, que en muchos casos están mal hechas, los vagabundos que te piden una moneda y después te roban, etc. Es un barrio viejo, pero hace poco se están construyendo modernos edificios y se reconstruyó el 25 de mayo. Hay gente de todas las edades, los ancianos, que se juntan para jugar a algún juego de mesa, para ir a cobrar la jubilación, para chusmear o hablar. Pero también están los jóvenes que se juntan para jugar al futbol, para tomar algo, para estudiar, etc. Es un barrio más, de los 48 que existen y que tiene una población de 15.957 habitantes en una superficie de 5.6 km². Poetico Buscando entre, supermercados “Chinos”, locales, teatro y colegios, algún día encontraré una ciudad que despierte al amanecer. Una ciudad como todas,en la que habitan todo tipo de personas, jóvenes y ancianos, gatos y ratones, rubios o morochos. Mirando la ciudad permanezco largo rato visualizando las obras de teatro, buenas o malas. En el otoño, los árboles con un amargo del dolor las flores que no florecen, estaré aquí esperándote a que despiertes.

Mi ciudadela.

Nací en el barrio porteño de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, rodeado de torres y casas. Vivo en la calle Virrey Loreto y O´higgins. Un barrio de gente joven y viejos que tienen los días contados. Los días de otoño se pueden ver las hojas caídas sobre Loreto ya que esta rodeado por una gran arboleda. Un barrio antiguo que mezcla departamentos modernos y casas de antiguos conquistadores españoles o criollos con cargos en el Cabildo. También se puede ver la zona comercial como en la Avenida Cabildo o el Shopping Solar de la Abadía. De los lugares históricos se pueden ver: las barrancas de Belgrano y demasíes.

Aguafuerte belgraniense

Voz narrativa:

El barrio Belgrano, uno de los barrios más populares de la capital, es donde yo vivo, es donde voy al colegio. Es uno de los barrios más concurridos de la ciudad, con mucho tránsito: colectivos, taxis y autos particulares. Dos líneas de tren pasan por allá al igual que muchos negocios, y sobre todo muchas personas. Es tal la cantidad de gente que allí habita, que el lugar para estacionar en la calle, si es que se encuentra, es sagrado. Silencio, hay verdaderamente poco, cuando hay un partido de futbol, uno se entera aunque no lo esté mirando. Al salir a la calle, casas ya quedan pocas, pero edificios no escasean, por lo general de más de 14 pisos. Basura esparcida por la calle no falta, pero semáforos sí. Avenidas, hay muchas: Cabildo, Juramento, Cramer, Libertador y las calles angostas son incontables. Puestos de diarios y florerías hay suficientes. Árboles nos sobran, aunque para cortar no sean.

Voz poética:

En Belgrano vivo y voy al colegio yo. Barrio concurrido. Mucho tránsito: colectivos, taxis y autos particulares. Dos líneas de tren por allí. Muchos negocios. Muchas personas. Lugar para estacionar, sagrado. Poco silencio. Cuando hay partido de futbol, todos se enteran. Casas, pocas; edificios, muchos de más de 14 pisos. Basura por las veredas. Semáforos hacen falta. Cabildo, Juramento, Cramer, Libertador, avenidas. Calles angostas. Puestos de diarios y florerías. Árboles sobran, pero no para derrumbarlos.

La Casa Del Ángel

En el barrio de Belgrano, en la calle Mcal.Antonio José de Sucre se encuentra el edificio donde yo vivo. Según la época del año, las calles que rodean mi casa se adornan con el motivo de la misma, para navidad son vestidas con una alfombra roja y en las fuentes de cada esquina se eleva un gran árbol con luces de una cantidad infinita de colores, también se instalan largos cables con lucecitas que atraviesan de punta a punta la calle Sucre, los árboles e inclusive los semáforos son decorados con estrellas artificiales y en la puerta de cada negocio se instala una réplica del gran árbol en miniatura. En todas las estaciones del año, se colocan estandartes cuyos colores acompañan, o por lo menos así se siente, a cada una de estas. En verano se reconocen los tonos amarillos, naranjas y rojos, se mezclan o se hacen degradés para intentar imitar los tonos de la naturaleza. Pero en invierno, se usan los “fríos”, azul, celeste o violeta, y a veces también blanco. Con cada época del año, se dibuja un nuevo paisaje, un nuevo “cuento de hadas”.

Mi barrio

Vivir en una frontera es vivir en dos mundos. Un mundo a y un mundo b. Esos mundos pueden ser parecidos pero nunca son identicos. Vivir entre Belgrano y Villa Ortuzar es como vivir entre Argentina y Uruguay. Iguales en la frontera distintos en el interior.

Miro la frontera y veo dos carriles: uno de gente que va y otro de gente que viene recorriendo la división por el camino de los Incas. Veo desde la esquina el bar donde dos hombres toman whisky. Ese bar, que de noche es más que un bar ,es un club, un club de la malta, un bar donde los antiguos se reúnen a recordar, a conmemorar. Ese lugar donde no existe el pasado ni el futuro solo existen las historias, que empiezan con un “te acordás cuando”.

Nuestro taller

Hay muy buenos periodistas que son y han sido excelentes escritores. ¿O deberíamos decir, en cambio, que escritores geniales de ficción han sido, al mismo tiempo, muy buenos periodistas? ¿Existe modo de establecer qué se es primero: periodista o escritor?
¿Importa verdaderamente? En definitiva, quien escribe es siempre un escritor.

En la historia de nuestro país contamos con ejemplos realmente notables: Roberto Arlt, Rodolfo Walsh, alguna vez Jorge Luis Borges, Juan Gelman y tantos otros, entre ellos, un grupo de nuevos periodistas que miran la realidad, la cuentan y a partir de ella crean ficciones, nuevos mundos posibles, transformados, renovados, ampliados.

La propuesta de este taller es la de trabajar en este terreno donde los límites entre una y otra tarea se llaman “narración”: narración de lo que pasa, narración de lo que inventamos. La propuesta es leer, leer narraciones periodísticas y literarias creadas por periodistas-escritores y escritores-periodistas. La propuesta es escribir. Y reconocer el puente que va del periodismo a la literatura y viceversa: la innegable influencia de la literatura en la construcción de determinados discursos periodísticos y la creación de grandes obras literarias determinada por el periodismo.